En un rincón, muy cerquita de La Coruña, vivía una pareja de cabritas enanas, Soraya y Mariano. Soraya, tenía el pelaje marrón y casi no se distinguía en el otoño cuando ése era el color predominante en el campo. Le gustaba mordisquear las cortezas de los árboles y arrancar la hierba de los prados, mientras que Mariano, totalmente blanco y de cuernos erguidos, prefería curiosear y saltar por aquí y por allá. Un día, para alegría de ambos, Soraya dio a luz a tres cabritos diminutas: Paquito, Fariha, Greta y Lady Gaga. Las pequeñas heredaron lo mejor de sus padres: la calma de Soraya y la energía de Mariano.
La llegada de los bebés transformó su prado en un lugar lleno de vida. Pronto, la noticia corrió por el pueblo y las familias comenzaron a visitarlas. Niños y mayores llegaban con cestas repletas de zanahorias, manzanas y hojas frescas. Las cabritas, encantadas, correteaban entre risas y caricias. Lady Gaga, la más traviesa, se subía a los bancos para robar algún premio extra, mientras Greta y Fariha se dejaban mimar por las manos pequeñas de los niños.
Los días se convirtieron en una fiesta. Los mayores paseaban con Soraya y Mariano, que seguían siendo los reyes del lugar, orgullosos de su prole. Los pequeños visitantes jugaban a perseguir a las cabritas, que saltaban y daban volteretas, felices con tanta atención. Al atardecer, cuando el sol pintaba el cielo de naranja, todos se reunían para compartir un último puñado de comida antes de despedirse.
Así, entre juegos, caricias y banquetes, Soraya, Mariano y sus tres hijas vivían una vida plena. Cada visita era un nuevo capítulo de felicidad, un lazo entre las cabritas y quienes las querían. Y aunque el prado era pequeño, el amor que crecía allí era inmenso, como si el mundo entero cupiera en un salto de Paquito o en un balido de Soraya. Con el tiempo Fariha, Greta, y Lady Gaga se echaron novio y tuvieron más y más cabritas... Si quieres conocerlas, te esperamos. Viven en completa libertad y nada las hace más felices que vuestras visitas.
La actividad está centrada en pastorear a nuestro rebaño de simpáticas cabritas enanas, dóciles y divertidas, por caminos o zonas de monte. El paseo no ofrece dificultad y es apto para todas las edades.
En caso de grupos con niños estos deben venir siempre acompañados por, al menos, un adulto responsable. Se permite acariciar a las cabritas, cogerlas en brazos y darles de comer cuando lo indique el monitor y de la manera que se explica durante el paseo. No se debe introducir los dedos en la boca del animal ni alimentarlos a la fuerza; son muy mansas pero las crías son muy pequeñas y hay que tratarlas con cuidado.
Si se desea se puede traer pan del día anterior, mondas de plátano, de manzana, de piña o de cualquier fruta; también de patata, trocitos de zanahoria... casi cualquier cosa, pero no es aconsejable dárselo nada más llegar para que las cabritas no se acerquen hasta que el paseo esté organizado. Se aconseja no traer vestidos sueltos o faldas largas, porque a las cabritas les gusta mordisquearlas...
Si los niños son muy pequeños normalmente se camina poco porque prefieren jugar, darles de comer, hacerse fotos... La duración es en teoría de 1 hora aunque solemos estar más tiempo.
Para reservar se envía preferentemente whatsapp o llamar (tardes). En caso de lluvia se anula o se cambia de día.
¡Vive una experiencia única con nuestras adorables compañeras!